lunes, 11 de marzo de 2013

Extirpar las uñas a un gato...

Desungulación
 
Tras estas palabras se esconde una operación quirúrgica a la que muchos tenemos realmente pavor. Sin embargo, a día de hoy, sigue practicándose en muchas clínicas veterinarias de forma rutinaria (para espanto general de los amantes de los felinos…).

Para entender el porqué de esta reacción deberíamos empezar desde el principio.

Desungular es, ni mas ni menos, que eliminar las uñas del gato mediante el corte de la última falange (dedo) del gato.

Los gatos son animales digitigrados, esto quiere decir que caminan apoyándose solamente en las puntas de los dedos, a diferencia de nosotros, que somos plantígrados (apoyamos todo el pie). Este hecho, tan trivial, no lo es tanto si pensamos que absolutamente toda su anatomía (tendones, músculos y huesos de patas y columna vertebral) están adaptados a este punto de apoyo. La uñas de los gatos son retráctiles, lo que significa que están habitualmente recogidas hacia dentro, como en una especie de “saco” o funda epitelial junto a los dedos y pueden sacarlas hacia fuera. De hecho, algunos tendones y músculos de las patas del gato tan sólo pueden ejercitarse sacando las uñas.

Además las uñas de los gatos no son como las nuestras. Sus uñas forman parte del hueso (el hueso de la falange distal). La uña crece a partir de la cresta unguicular y el proceso unguicular de la última falange. La mayoria de las celulas germinales (son las células que se diferencian en otras células) que producen la uña se sitúan en la parte dorsal de la cresta.

¿Esto que quiere decir? Pues que para eliminar la uña de nuestro gato, hay que eliminar la zona de donde “crece” la uña (de otra manera al cortarla volvería a crecer), es decir, hay que cortas desde la cresta, es decir, TODA la falange distal del dedo. Esto implica, además, eliminar los ligamentos unidos a la falange y los tendones. Osea, la operación quirúrgica no tiene nada de sencillo, ya que hay que eliminar hueso, tendones y músculo de 10 dedos, nada menos que 10 amputaciones. Para que veais un gráfico:

Paso de poneros horripilantes imágenes veterinarias sobre este proceso, que pueden encontrarse muy fácilmente por la web. De hecho, ésta es la única manera de eliminar las uñas de un gato, y sólo cambia la manera en que las cortan (con guillotina, láser…).

Si has leído todo lo anterior, te darás cuenta de que eliminar la parte donde, precisamente el gato se apoya para andar supone un gran trauma para el animal. Para empezar, es obvio que tendrá que volver a aprender a andar!!! Ya que su punto de apoyo ha sido eliminado. Y aprender a andar sobre dedos mutilados no tiene que ser agradable.

Contrariamente a lo que mucha gente piensa, la desungulación no es una operación sencilla “de rutina” como podría ser la esterilización. Para empezar supone anestesia general y como ya hemos dicho, varias amputaciones de los dedos del animal. Cuando el gato despierta de la anestesia, aunque se le dan fármacos, el animal siente dolor (ya que el trauma esquelético es grande) y además siente que “algo” ha perdido (ya que como hemos dicho su anatomía está adaptada a andar sobre los dedos). Por otro lado, y más importante, la cantidad de operaciones de desungulación con efectos secundarios es muy grande: casi la mitad de ellas surten con complicaciones post operatorias, ya sean físicas (infecciones en las falanges, problemas articulares u óseos, problemas al andar, problemas en los músculos que quedan en desuso e incluso, si no se hace bien, la uña vuelve a crecer de forma aberrante!!!!un espectáculo horroroso) como complicaciones psicológicas.

Si, psicológicas… como ya decimos, a diferencia de la esterilización, el gato sabe que “algo” ha perdido e incluso su instinto de “arañar y rascar superficies” no es eliminado (al contrario de lo que ocurre con el instinto reproductor en la esterilización). Es decir, el gato quiere seguir rascando y no puede y además nota que algo ha cambiado, y no para mejor… algunos gatos se vuelven mordedores compulsivos porque ya no pueden usar sus uñas como defensa, otros se vuelven asustadizos/agresivos o se pasan horas en lugares inaccesibles por miedo a no poder defenderse. Si persisten los dolores esqueléticos, el rascar en la arena al ir al arenero les supone dolor, y muchos empiezan a asociar el dolor con ir al arenero…con consecuencias desastrosas (hacer sus necesidades fuera). Un gato desungulado ya no puede estar en el exterior y si se escapa, estará totalmente indefenso. Pero sin embargo, muchos gatos desungulados acaban en la calle por estos cambios psicológicos asociados a la operación…. Indefensos.

¿Y todo esto porque se hace?. La razón más horrenda (y sin embargo una de las más comunes) es porque “el gato estropea los muebles al arañar”.

Que un dueño ponga en su escala de valores al sofá por encima del gato da que pensar. ¿Quizá debería haberse comprado un furby en vez de un animal vivo?. Tener un animal y no comprender sus instintos es una asociación peligrosa en la que casi siempre acaba perdiendo el animal. Antes de desungular, existen mil opciones más, para empezar, educar al gato. Para ello se necesitan rascadores adecuados y paciencia para enseñar al animal donde sí y donde no hay que rascar.

Un rascador adecuado será aquel que tenga una altura mínima como el gato estirado y sea lo suficientemente estable para no moverse. Suelen estar hechos de sisal. Algunos tienen accesorios para motivar al gato a rascar allí o llevan catnip (hierba gatera). De hecho, los gatos rascan con asiduidad los lugares donde se lo pasan bien, así que jugando cerca del rascador y premiándole cuando lo use incrementas mucho la posibilidad de que lo haga allí. Así mismo conviene situarlos en zonas donde a él le guste rascar (hay rascadores rinconera para sofás). También hay rascadores horizontales puesto que hay gatos que los prefieren.

Otras excusas algo menos aberrantes incluyen gatos extremadamente agresivos, gatos que conviven con personas enfermas que no coagulan bien la sangre (pueden tener complicaciones graves si el gato les araña) o gatos que conviven con niños. En todos estos casos, además del rascador, existe la opción de poner unas fundas a las uñas del gato. Esto se hace “pegando” a la uña una funda que impide que el gato pueda hacer daño. Una vez cogido el truco y acostumbrando al animal, son fáciles de utilizar. No olvidemos también que la convivencia con gatos y niños/enfermos/ancianos/humanos en general debe ser recíproca y han de educarse a las personas para el contacto con gatos (saber cuado tocarlos o no, no molestarles indebidamente…) lo mismo que hay que educar al gato.

Ningún veterinario que ame mínimamente a sus pacientes debería practicar esta operación (salvo en casos realmente muy muy extremos, aunque ahora no se me ocurra ninguno). De hecho, si yo me enterase que el vete de mis gatos la practica, no volvería nunca más, ya que eso significa que el veterinario solo mira por su dinero. Ya son muchos los países que tienen prohibido por ley desungular y en muchos contratos de venta en criaderos o de adopción en protectoras hay clausulas que prohíben esta operación.

Países en que está prohibida la desungulación: Inglaterra, Escocia, Gales, Italia, Francia, Alemania, Bosnia, Austria, Suiza, Noruega, Suecia, Países bajos, Irlanda, Dinamarca, finladia, Eslovenia, Portugal, Bélgica, Brasil, Australia, Nueva Zelanda, Yugoslavia, Malta e Israel.

Por último, en mi humilde opinión, si estás pensando en desungular a un gato, es preferible que lo des en adopción a una persona responsable que someterlo a esta mutilación. Si lo desungulas, las secuelas serán para siempre y probablemente tengas más problemas que soluciones, aunque tu sofá o cortinas estén intactas. Si das en adopción el gato puede sufrir alguna secuela psicológica por el cambio, pero que probablemente sea pasajera si en el nuevo hogar se le cuida bien. Ya que quieres cortarle los dedos, al menos búscale una buena familia y haz un esfuerzo final.


domingo, 10 de marzo de 2013

Rosas con Miel

Hola a tod@s!

Espero que estéis bien, aquí todo sigue su ritmo y no hay cambios.

Recientemente he vuelto de casi un par de semanitas de ´gira´ por España por las zonas de Madrid, Toledo y Cáceres.  Me he traído unas cuantas recetas de los dulces típicos de esas regiones.

Empezemos hoy por la Rosas con Miel, unos dicen que es típico de la Semana Santa sevillana, otros que lo son de Extremadura, el caso es que la gente barre para su casa, que si son Manchegas, que si andaluzas, que si extremeñas...Yo ahora digo que es un dulce típico de tu casa, y punto.  Hay muchas variedades y cada cual usa lo que le viene en gana, los hay que las hacen con miel, los hay que las hacen con azúcar y canela.   Recuerdo haces unos años, paseando por París, me encontré con una tienda iraní que tenía estos dulces en el escaparate, y compramos un par de ellas, pero no estaban tan buenas como las de ´Sole´ (leer más abajo). Así que por lo que se vé, las hay por todo el mundo!

Rosas con Miel


Aunque es la primera vez que las hago, y supongo que cuánto más veces las haga, más perfectas me van a salir.

Tambien tengo que dedicar esta entrada del blog, a Sole, más conocida como la vecina de mi abuela cuando vivía en el Pozo Alto, y así nos enteramos todos.  Que es la que me ha pasado la receta, ya que ella se dedica a hacerlas, cuando hay algún ´convite´ (bodas, comuniones, bautizos o cualquier otra cosa) y por lo tanto, voy a seguir su receta paso a paso, quizás la próxima vez lo intente con nuevos ingredientes y como de costumbre en mí, improvisar. Y por supuesto, agradecer a Sole, y reconocer su labor tan importante de seguir realizando y difundiendo estas recetas tradicioinales, para que de esa forma, no se pierdan con el tiempo y para que podamos disfrutar de estos dulces típicos.

Os voy a dar la receta para unas 60 rosas, así tenéis para repartir al vecindario, claro, que si quereis hacer menos, digamos, unas 30 rosas, tendreis que dividir las cantidades por por dos, los que no sepan dividir, pues usais la mitad de las cantidades que os digo (que viene a ser lo mismo).

Por útimo, deciros que no se pueden hacer las rosas sin tener el molde, estos moldes los venden en cualquier ferretería, aunque si te pasas por un ´chino´, a lo mejor las tienen tambien, depende de dónde vivas, yo me metí en un chino en un pueblo de Extremadura y los tenían allí por unos 3 euros.





Rosas con Miel

Ingredientes para las Rosas con Miel

1 Docena de Huevos
1/2 (medio) litro de agua
225 cl de aceite de girasol
150 cl de aguardiente (yo lo encontré en Mercadona, es Aguardiente de Orujo, pero dá lo mismo).
1 cucharada de Anís en grano
1 rama de canela
Aceite girasol para hacer las rosas
Miel para untar las rosas





Una cucharada de anís en grano
Una ramita de canela

Primero poner en un cazo aproximadamente un litro de agua, con una cucharada de anis en grano, y una rema de canela. Y dejar que cueza bien, luego dejas el agua que se vaya enfriando un poco.



El molde siempre en el aceite caliente


En una sartén honda, la llenas de aceite (girasol uso yo) y la pones a calentar, metiendo el molde dentro, aquí hay que tener cuidado, el molde debe de estar siempre muy caliente, por lo tanto no lo saques del aceite más que para untarlo en la masa, pues si el molde se enfría un poco, la masa se quedaría pegada al molde y no se soltaría. 





Mientras el agua cuece, en un perolo pones los 12 huevos (sin cáscara claro!), y los bates bien batidos, con las varillas o con que le tengas a mano.  Yo tengo una varillas eléctricas.






Cuelas el agua con el anís y canela
La mezclas con los huevos batidos


Cuando el agua esté fría o templadita, y con ayuda del colador, la cuelas, y echas sólamente medio litro de ese agua al perolo de los huevos que has batido.






Mezclas el aceite
Mezclas el aguardiente

A continuación echas el resto de los ingredientes, es decir, los 225 cl. de aceite girasol y los 150 cl. de aguardiente y lo remueves todo bien. 






Tamizas la harina


Echa 12 cucharadas de harina de trigo, una cucharada por cada por cada huevo que uses, si usas 6 huevos, pues échale 6 cucharadas de harina. 







Mezclas todo bien


Asegúrate que lo mezclas todo muy bien sin que te queden grumos, si tamizas la harina, mejor, asi te ahorras tiempo dándole a las varillas para que se mezcle todo mejor.






A la hora de hacer las rosas, si ves que te quedan un poco finas, y las quieres hacer más gruesas, le echas un poco más de harina, hasta que tengan la textura que más te guste. 



Unta el molde sin cubrirlo
A continuación colocas el perolo con la masa cerca de la sartén dónde tienes el molde, sacas el molde del aceite y lo metes en la masa, pero ten cuidado no metas el molde entero, pues luego las rosas no se despegarán, tienes que meter el molde en la masa y dejar un centímetro aproximadamente, quizás un poco menos, lo sacudes despacito y lo metes inmediatamente en la sarten, y lo vas sacudiendo despcito para que la rosa se despeque del molde.

Yo suelo sacudirlo de arriba a abajo, para que así salga la rosa, si lo mueves de un lado para otro haciendo círculos, es posible que la rosa también salga, pero quedaría más abierta y más grande.




Colócalas con el hueco hacia abajo que escurran bien

Cuando salga del molde, lo dejas cinco o seis segundos y luego le das la vuelta otros cinco o seis segundos y la sacas y la pones en una bandeja, que previamente habrás colocado cerca de la sartén y con papel de cocina para que el aceite se escurra.  Para que salga bien el aceite de los huecos de la rosa, asegúrate que las colocas bien, con la parte hueca en el suelo.







Así vas haciendo una por una, llega un momento que te aburres, sobre todo si vas a hacer muchas, pero siempre puedes improvisar, para que sea menos aburrido, puedes untar el molde en la masa 3 o 4 veces antes de meterlo en la sartén y así coges más masa y te queda más gruesa, o la untas una sóla vez y te queda más fina, o le das golpecitos al molde y sale echando chispas, o mueves el molde de un lado para otro y te salen más abiertas, en fin, el caso es divertirse.



Pon miel a calentar a fuego lento, que no se queme!



Cuando estén las rosas ya todas hechas, en un cazo, pones medio litro de miel, o más, según el número de rosas y lo pones a calentar despacito, que no se queme la miel y se caramelize!









Unta las rosas por ambas caras

Y cuando la miel se vaya quedando mas líquida, metes la rosa por un lado y luego por el otro y éste vez, colocas la rosa boca abajo, de esta forma, la miel se queda en los huecos y se reparte bien, luego al día siguiente si quieres las pones boca arriba otra vez, como tú lo veas. 





Las pones boca abajo que la miel se asiente en los huecos


Por cierto, a mí me sobró la mitad de la masa, porque cuando hize 30, ya me cansé de tanta rosa, y el resto de la masa la he congelado, supongo que si la descongelo algún día, siga ´funcionando´, ya os diré, pues la verdad es que 60 rosas son muchas y como encima abultan un montón, luego no tienes dónde guardarlas, como no compres un baúl !






Déjalas a reposar un tiempo


A comer!!